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domingo, 9 de septiembre de 2007

Incultura popular (I)

Sí, tenía que suceder, todos sabíamos que tarde o temprano nos iba a pasar factura.

Esta historia se remonta unas pocas generaciones atrás, cuando se popularizó la entrega de trabajos en colegios y universidades creados con un procesador de textos, que acabaron imponiéndose a las entregas escritas a mano. Su rapidez, limpieza y eficacia acabaron por convencer tanto a alumnos como profesores para su utilización. Además, los profesores dejaron de necesitar cursar la asignatura de Descripción de Criptogramas para entender la letra de alguno de sus alumnos.

El problema devino cuando Microsoft (y otras compañías en menor medida) decidieron sacar al mercado esos Leviatanes del vasto oceáno del conocimiento y la cultura: las enciclopedias electrónicas. En ellas, el usuario era capaz de encontrar rápidamente gran cantidad de información, tanto verbal como no verbal. Atrás quedaron aquellos montones de volúmenes de papel encuadernados en polipiel, que se vieron relegados a un segundo plano por su evidente desventaja frente al CD, que los superaba tanto en espacio ocupado como en precio y... capacidad de reproducción.

Fue ese último factor el que provocó que la situación se tornase crítica, cuando los profesores comenzaron a percatarse que, de los 30 trabajos entregados por sus respectivos alumnos, 5 eran exactamente iguales. Además, algunos no se cortaban, dejando coloreados y subrayados los enlaces e imprimiendo las imágenes asociadas con la impresión de "Copyright MS Encarta".

Gracias a la popularización del acceso a Internet, esta situación ha evolucionado. Los alumnos ya no necesitan piratear la Encarta, ahora directamente copian de artículos publicados en la Red, tanto en la Wikipedia como en páginas especializadas.

Vale que con las antiguas enciclopedias en papel también se copiaba al pie de la letra pero, al menos, al copiarla el alumno era capaz de retener eventualmente algún dato importante o interesante. Ahora, al ser tan rápido y transparente el proceso, el alumno no tiene ni idea ni de qué va su trabajo. Bastante hace poniendo su nombre en la portada y no confundirse y poner el del verdadero autor del texto.

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