Requisitos para donar un ordenador

En la espiral de consumo que vivimos, eso que llamamos mercado, se nos ha ido imponiendo que "nuevo" significa "mejor".

Frecuentemente, e impulsado hace décadas por Loewy con el styling, basta con cambiar la apariencia estética de un producto para que éste sea nuevo.

Lo cierto es que, por ejemplo, la mayoría de ordenadores de hace 8 años en adelante son capaces de realizar labores, como mínimo, educativas. Aprendizaje de sistemas operativos (sus interfaces, gestión de ficheros, etc), redacción de textos y mecanografía, creación de hojas de cálculo, retoque sencillo de imágenes, y un largo etcétera.

En el estudio donde trabajo se hizo limpieza de viejos ordenadores. Si bien muchos eran realmente antiguos, todavía tenían un estupendamente conservado iMac de los primeros, con procesador PPC G3. Llevar semejante joya del diseño industrial a un punto limpio me parecía poco menos que un insulto a la cultura y a su utilidad. Por ello, busqué ONGs que recogieran productos tecnológicos. Hete aquí mi sorpresa cuando, sorprendido, pude comprobar que pedían, como mínimo, procesadores a 1GHz.

No sé qué clase de ONGs serán, Pijos Sin Fronteras quizá, pero hay distribuciones Linux, como DSL, que están especialmente preparadas para apenas consumir recursos. Mi madre usa otro iMac G3 a 0.4GHz, menos de la mitad de lo que piden, y le sirve para redactar textos y navegar por Internet. Vale que se queja de un rendimiento un poco lento pero, ¿acaso ya no sirve para nada?

¿A qué punto hemos llegado que hasta las ONGs se vuelven exigentes a la hora de recoger donaciones? ¿Crisis? ¡Y un huevo!