blog sobre diseño y comunicación multimedia

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Sinestesia inducida

Los creadores de productos apelan a nuestros sentidos e inconsciente para que adquiramos el suyo sobre el de alternativas (incluida la opción de no comprarlo). Y lo hacen desde el proceso creativo (área de diseño) al comercial/publicitario (área de marketing).

En la primera fase: destacando en el producto en sí ciertas propiedades físicas que nosotros asociamos de forma positiva o esperamos de ese producto culturalmente (ya sean formas, colores,...). En la última, con los anuncios, donde suelen apelar a emociones (o a la estupidez interna de más de uno, especialmente con los de colonias).

Los polos de hielo son uno de los ejemplos "mejor" logrados de esta sinestesia inducida culturalmente, ya que el rojo del polo nos evoca visualmente su sabor a fresa en nuestro contexto sociocultural; no obstante, sería posible que a alguna cultura primitiva le sugiriese "sangre" u otra cosa que no apetezca saborear precisamente. Además, aunque sepamos que ese producto nos va a refrescar porque lo conocemos de antemano, nos lo van a recordar gráficamente en la publicidad mediante el uso de colores fríos (especialmente azules claros, o "azul hielo"), elementos que asociamos a esa sensación térmica (cubitos de hielo), por contraste (posicionando paralelamente a une persona disfrutando del helado y a otra más seca que una pasa), etc.

He entrecomillado que los polos son uno de los mejores ejemplos para este tema porque, el sabor lo acertarán en mayor o menor medida. Sin embargo, un polo no es más que un poco de agua congelada a la que se le ha aplicado una serie de aditivos para dotarlo de sabor y color.

Pero no me quejaré de los polos, no, ¡con lo bien que sientan en verano! Eso sí, me pregunto si los fabricantes de Frenadol han probado alguna vez en su vida algo similar a una naranja.

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