Pregunta típica y recurrente sobre el analfabetismo digital: ¿cuánta gente es capaz de programar su grabador de vídeo? La respuesta suele ser un porcentaje realmente bajo.
Sin embargo, esa pregunta no es más que una falacia, o directamente una majadería. Lo realmente interesante es: "¿cuántos vídeos son fáciles de programar?".
Escoge cualquier mando a distancia de algún electrodoméstico. Verás un abrumadora cantidad de botones, la mayoría de ellos descritos con crípticas siglas rara vez descriptivas. El problema no es que no seas un ignorante sino que la interfaz del producto es ininteligible para toda forma de vida (basada en el carbono o no) ajena a la producción del control remoto.
Hace unos años, Apple Inc. lanzó al mercado de los reproductores MP3 su, ahora, conocidísimo iPod. Todavía hay gente que se pregunta qué es lo que hizo que en un mercado con opciones "mejores" (como mayor capacidad) fuera el iPod el que triunfase. La respuesta es sencilla, fue/es el diseño, su interfaz, la facilidad de comunicación usuario-máquina. Usar un iPod es tan sencillo e intuitivo que, directamente, viene sin instrucciones de uso. No pueden decir lo mismo los grabadores de vídeo VHS o los DVD.
El éxito del iPod es mucho más que fama para la compañía de la manzana, supone un triunfo de la usabilidad sobre la potencia bruta. Y también es un aviso para que las compañías piensen en lo que el usuario quiere y necesita, no en lo que nos quieren vender.
blog sobre diseño y comunicación multimedia
domingo, 4 de noviembre de 2007
Diseño para el usuario
Asunto/s: apple, cultura, diseño, tecnologia
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